abril 21, 2011

Los Huicholes_Nayarit




Las montañas de la Sierra Madre Occidental, al norte de Jalisco, son habitadas por una mística y hermosa cultura en la cual se crean constantemente enigmáticos mundos cuyos protagonistas recurrentes son lunas, soles, árboles, laberintos, espirales, montañas y océanos cósmicos que incansablemente aparecen expresados en el arte, la religión y las costumbres de los Huicholes, un pueblo que se ha mantenido indemne de influencia externa a través de los siglos.
El 66% de la población huichola habita en el norte del Estado de Jalisco en los municipios de Bolaños y Mezquital, un 22% en el oriente del Estado de Nayarit y unos pocos viven en los Estados de Durango y Zacatecas. Los poblados más importantes son: San Andrés Cohamiata, Santa Catarina Coexcomatitlán, Tuxpan de Bolaños, Guadalupe Ocotlán y San Sebastián Teponahuatla.
  

Si bien, el origen de esta fascinante cultura es incierto, lo que resulta indiscutible  es que durante el periodo de la Conquista, muchos sobrevivientes de diversos pueblos indígenas huyeron hacia el interior de la Sierra Madre Occidental para escapar de la estela de destrucción dejada por las tropas españolas. La Sierra, al ser prácticamente inaccesible, no pudo ser conquistada, logrando proteger a los pueblos que en ella se establecieron.
Por supuesto, los Huicholes tienen una versión muy distinta de los hechos; si se le pregunta a un huichol sobre su origen, él narrará fantásticas historias sobre cómo los Dioses salieron del mar para luego peregrinar hacia el oriente de la sierra. Las creencias huicholas dictan que la historia se encuentra tejida en los hilos de sus incontables  mitos, es por eso que éstos son los lineamientos que determinan las acciones sociales y religiosas de su gente.
Para el huichol, el mundo posee una dimensión sagrada a la cual el mara’akame (chamán) penetra por medio del sueño, estableciendo un nexo entre el mundo de los dioses y el profano.
Los huicholes creen que cuando uno de ellos se enferma puede ser debido a falta de responsabilidad para con los dioses, y entonces, se deben proveer ofrendas a través del mara’akame para enmendar el error. Las otras causas de enfermedad en las que creen los huicholes son los maleficios, al igual que el extravío del alma. Si el huichol ha enfermado debido a un maleficio, el mara’akame debe “limpiar” al enfermo con plumas mientras rocía humo de tabaco por todo su cuerpo para después succionar con la boca el objeto que le ocasiona la enfermedad; cuando el enfermo ha perdido el kupúri (una parte del alma del huichol que se localiza en la parte superior de la cabeza) el mara’akame debe ir en su búsqueda para colocarlo de nuevo en su lugar, pero cuando éste sí ha sido robado por un brujo, el mara’akame debe enfrentarse a él para recuperarlo.
Es debido a la importancia del mundo sagrado y su intrínseca relación con el modo de vida del huichol, que en su arte se expresan siempre, cientos de historias que narran la mitología y cosmogonía de esta fascinante cultura. Todas aquellas artesanías de los huicholes que no están orientadas a fines comerciales, son creadas para narrar las diversas vivencias religiosas de sus autores, convirtiéndose en fantásticas piezas de hermosos colores y figuras inimaginables que pueden ser concebidas solamente en la mente del artista huichol.
Se cree que los ancestros de los huicholes nunca mantuvieron contacto con los grandes imperios de las épocas previas a la Conquista, y aún hoy en día, penetrar a su mundo es una tarea casi titánica.
Penetrar a la comunidad huichola, es encontrarse ante las puertas de un fantástico mundo de costumbres ancestrales que se han conservado intactas a través del tiempo. Penetrar al mundo del huichol, es llegar a una dimensión en la cual, lo divino y lo profano encuentran una armonía perfecta.
Las viviendas de los huicholes se agrupan alrededor de una fuente de agua, a ese conglomerado se le denomina rancho. Los ranchos suelen estar bastante lejos unos de otros. Generalmente poseen dos casas, una en las tierras altas y otra en las bajas, ya que acostumbran cambiar su lugar de residencia de acuerdo con el trabajo que estén atendiendo, sea éste el cultivo del maíz o la ganadería; en ocasiones, se desplazan para evitar situaciones conflictivas. Durante el invierno la mayor parte de la población se mueve hacia las barrancas.
La casa es de planta cuadrada o rectangular, las paredes sin ventanas son hechas de lodo y piedra con carrizos entrelazados o entretejidos, según el clima y los materiales disponibles en la región. Los techos son de paja y los pisos de tierra apisonada. Generalmente, el espacio es único para habitación y cocina, aunque en algunos casos hay una división que separa la cocina de la recámara.

En los patios se colocan construcciones adicionales sobre zancos para almacenar maíz, eventualmente se usan como dormitorios adicionales. Los patios siempre se mantienen limpios y en ellos se realizan la mayor parte de las actividades.

Los huicholes se autodenominan wixarica o 'la gente' en su lengua llamada por los lingüistas Wixaritari o vaniuki (conocido como lengua huichola), que pertenece a la familia de lenguas uto-aztecas. El etnónimo huichol fue dado por los mexicas de forma despectiva a los Wixarrikas desde antes de la Conquista Española.
Los Wixaritaris hablan una lengua del grupo cora-chol que está cercanamente emparentado con el grupo nahua o aztecoide. Además han recibido influencias mesoamericanas, lo cual se refleja en que el huichol tiene rasgos típicos del área lingüística mesoamericana.

Vestimenta

La vestimenta tradicional varía de una región a otra y se caracteriza por su llamativa y elaborada confección, especialmente del traje masculino. Todos los diseños tienen una significación religiosa importante.
Los hombres usan pantalones de manta blanca y camisas del mismo material que tienen abierta la parte inferior de las mangas; dichas prendas están bordadas con elaborados diseños simétricos de colores. Los huicholes usan sombreros de palma con adornos de chaquira o bolas de estambre, una capa cuadrangular doblada a la mitad que se coloca sobre los hombros y, eventualmente, aretes y pulseras de chaquira. Para amarrar los faldones de la Kamirra < kamixa (camisa) o kutuni, es decir 'camisa larga' a la cintura se el juayame 'faja ancha y gruesa' hecha de lana o de estambre. Cada hombre lleva consigo varios morrales pequeños bordados que llaman kuihuame o huaikuri, unidos con un cordón. En ellos no se guarda nada, sirven únicamente para completar el adorno; calzan huaraches.
Cruzado al hombro lleva uno o varios kuchuri o morrales tejidos o bordados. Sobre la espalda, la tubarra especie de pañolón bordado, se anuda al cuello y tiene en la orilla una franja de franela roja. Un sombrero que ellos llaman rupurero (< xupurexu < *šubureru < sombrero), hecho de palma y adornado en formas diversas según el uso: con chaquira, plumas, estambre, flores, espinas o pedazos de corteza. El hombre es siempre el que usa la ropa más adornada.
Los niños más grandes visten como sus padres, mientras los más pequeños andan semidesnudos.
La esposa pone todo su cuidado para que las prendas luzcan muy bien bordadas. En contraste con la indumentaria masculina, el traje de la mujer huichola es sencillo: Consta de una blusa corta hasta la cintura, a la que llaman kutuni. La falda de pretina llamada ihui, lleva en el borde inferior una amplia franja de bordados lo mismo que la blusa. Se cubre la cabeza con el ricuri, formado por dos cuadros de manta blanca también bordados bellamente y collares de chaquira.
Los diseños decorativos tradicionales de la ropa huichola son de una enorme variedad y conservan desde tiempos antiguos un significado mágico que describió el antropólogo noruego Carl Lumholtz, El México Desconocido en 1896.
Para sus fiestas los huicholes acostumbran pintarse la cara con dibujos simbólicos y en las ceremonias rituales los maraakates utilizan los muwieris 'palillos adornados con plumas'.

Los huicholes constituyen un grupo orgulloso por su gran riqueza cultural, son de carácter alegre, comunicativo y hospitalario, y es frecuente verlos portando su vistosa indumentaria tradicional hecha de manta con bordados de colores vivos. Los hombres llevan terciadas bolsas de lana con bellos bordados y, según su número, es la posición social y económica de quien las porta.

Religion

La religión Wixaritari (Huichola) junto a la cora, es prácticamente la única en México que cuenta con una población importante de fuertes creencias nativistas como animistas es decir de un arraigo religioso prehispánico y con menores influencias del catolicismo, sólo el 50% su población es católica. Su religión consiste en cuatro principales deidades: Maíz, Águilas, Ciervos y Peyote, todos son descendientes del Sol, "Tau". Sus actos religiosos se llevan a cabo en un monte llamado Wirikuta o 'Quemado', en el estado de San Luis Potosí (México). Este monte se encuentra dividido en dos, un lado para las mujeres y otro para los hombres. En sus actos religiosos suele hacerse uso del peyote.
Cuentan los ancianos, que hace mucho, mucho tiempo en la sierra huichola se reunieron los abuelos para platicar de la situación en la que se encontraban. Su gente estaba enferma, no había alimentos, ni agua, las lluvias no llegaban y las tierras estaban secas. Decidieron mandar de cacería a cuatro jóvenes de la comunidad, con la misión de encontrar alimento y traerlo a su comunidad para compartir fuera mucho o poco.
Cada uno representaba un elemento, es decir el fuego, el agua, el aire y la tierra. A la mañana siguiente emprendieron el viaje los cuatro jóvenes, cada uno llevando su arco y su flecha. Caminaron días enteros hasta que una tarde de unos matorrales saltó un venado grande y gordo. Los jóvenes estaban cansados y hambrientos, pero cuando vieron el venado se les olvidó todo; comenzaron a correr detrás de él sin perderlo de vista. El venado veía a los jóvenes y se compadeció. Los dejó descansar una noche y al día siguiente los levantó para seguir con la persecución. Así transcurrieron semanas hasta que llegaron a Wirikuta (desierto de San Luis Potosí y camino sagrado de los huicholes).
Estaban justo en la puerta al lado del cerro de las Narices, en donde habita un espíritu de la tierra y vieron al venado que brincó en esa dirección. Ellos juraban que se había ido por ahí, lo buscaron pero no lo hallaron. De pronto uno lanzó una flecha que fue a caer en una gran figura de venado formada en la tierra de plantas de peyote. Todas juntas brillaban con el sol, como esmeraldas mirando a una dirección. Confundidos los jóvenes con lo sucedido, decidieron cortar las plantas que formaban la figura del venado (marratutuyari) y llevarlas a su pueblo.
Después de días de camino llegaron a la sierra huichola donde los esperaba su gente. Se presentaron de inmediato con los abuelos y contaron su experiencia. Comenzaron a repartir el peyote (híkuri) a todas las personas que después de un rato los curó, alimentó y les quitó la sed. Desde ese momento los huicholes veneran al peyote que a mismo tiempo es venado y maíz, su espíritu guía. Así cada año, hasta nuestros tiempos, siguen andando y peregrinando, manteniendo viva esta ruta de la sierra huichola hasta Wirikuta, para pedirle al Dios lluvias, sustento y salud para su pueblo.
Pampariusi (gracias en la lengua Wirrarika).
Cabe mencionar que la religión va implícita a través de la vida del wixárika, forma parte de su identidad y está presente a lo largo de su accionar, costumbres y en la cotidianeidad tanto individualente como en lo comunitario. La religión viene a ser un compromiso fundamental en su existencia, es parte de su cultura y sus distintas formas de expresión.
La música y el baile entre los Wixaritari tienen fuertes rasgos prehispánicos y es parte del ritual con que se honra a la divinidad. Los bailes son poco variados y los pasos muy sencillos, llevando el ritmo con los pies. Una característica de las celebraciones es la de tomar "tejuino" que es una bebida hecha a base de maíz fermentado, distinta al tejuino popular que conocemos, ya que es una bebida que embriaga y tiene un sabor distinto.
La forma en que conocen a los mestizos u occidentales, es "teiwari" (singular) o "teiwarixi" (plural), no se sabe a ciencia cierta el significado de este gentilicio. Los wixaritari, conforman una de las culturas indígenas que mantienen saberes y tradiciones ancestrales, una cosmovisión propia y diferente, y hoy en día los wixaritari buscan por encontrar un diálogo con la cultura que denominamos occidental y conservarse, frente a los retos de la globalización.

El Ojo de Dios

El Museo de los Cuatro Pueblos de Nayarit, de la Unidad Regional Nayarit de la Dirección General de Culturas Populares e Indígenas del Conaculta, mantiene una exposición permanente de artesanías wirrárikas, coras, tepehuanas y mexicaneras. Uno de los investigadores de la cultura wirrárika más acreditados, el etnólogo alemán Johannes Neurath, dice que los adornos en el atavío tradicional de los huicholes tienen un propósito reivindicativo de su etnia, cultura y religión y una intención protectora de contenido mágico. En un tapiz de Efraín Ríos en el que describe el "rito del tambor" -con el cual se protege a los niños a partir de su nacimiento hasta los cinco años de edad- aparece en el centro "Tatewarí" (el Sol), cuya línea circular en rojo y amarillo está coronada por una cornamenta de venado, y entre las astas sobresale el dibujo de un peyote. En torno a la simbolización del "abuelo fuego" están tejidos otros elementos religiosos importantes: rayos de sol, flechas, estrellas, flores, veladoras (único referente cultural de procedencia cristiana), el tambor ritual y un "árbol cósmico" integrado por uno o más "ojos de Dios".

El "ojo de Dios" es la figura instrumental religiosa más conocida de la cultura huichola. Representa los cinco puntos cardinales del cosmos wirrárika -oriente, poniente, norte, sur y centro- y en él se reivindica al oriente, donde surge "abuelo fuego", punto geográfico más importante del universo. Un "ojo de Dios" equivale a un año en la vida de un niño y cada año, después de su iniciación en la "Fiesta del tambor" apenas recién nacido, su padre debe elaborar uno hasta que cumpla cinco años de edad, para que siempre esté protegido. Estos amuletos integran un "árbol cósmico" que se tira al mar en un lugar sagrado que los wirrárikas tienen en San Blas, Nayarit. (Velásquez)

Gracias por tu Visita!!

0 comentarios :

Publicar un comentario